Se calcula que hay unos 100 millones de cristianos en el país. Su número está aumentando tanto en ciudades como en zonas rurales en momentos en que los problemas sociales se agravan, como por ejemplo, la brecha entre ricos y pobres.
Las autoridades de la ciudad de Wenzhou, en la provincia costera de Zhenjiang, han comenzado a demoler una iglesia construida con las donaciones de los fieles.
Las autoridades, que afirman que el edificio es una estructura ilegal, enviaron a un gran número de agentes de policía al lugar. Mientras destruían la iglesia con maquinaria pesada, unos 3.000 creyentes se congregaron para celebrar una misa y cantar himnos para protestar por la demolición. Según se ha informado, la policía se llevó al personal eclesiástico.
En las ciudades de Taizhou y Zhoushan, provincia de Zhenjiang, se han retirado las cruces de las iglesias.
El Gobierno chino considera que la propagación del cristianismo, fuera del control de las autoridades, es una amenaza potencial al poder político del Partido Comunista.
Fuente: NHK
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