El jueves, Taro Yamamoto, miembro de la Cámara Alta del Parlamento japonés, entregó una carta al emperador Akihito en una fiesta para celebrar el otoño en la cual Yamamoto era un invitado. La Constitución japonesa, establecida después de la Segunda Guerra Mundial, define al emperador como el "símbolo" de Japón sin poder político.
Este suceso que, aparentemente contradice al protocolo, generó una serie de críticas y levantó preocupaciones por que el emperador pudiera ser utilizado para propósitos políticos.
El viernes, el ministro de Educación, Hakubun Shimomura, declaró que lo que hizo Yamamoto amerita que renuncie como miembro del Parlamento ya que el acto es interpretado como un intento de utilizar al emperador con fines políticos, algo que no puede ser tolerado. Afirmó que si este acto es permitido otros podrían imitarle.
El ministro de Justicia, Hirokazu Tanigaki, declaró que el emperador solo tiene permitido llevar a cabo los actos de Estado que estipula la Constitución y que no cuenta con poderes relacionados al Gobierno. Tanigaki manifestó su preocupación de que la entrega de una carta por parte de un político pueda acabar involucrando al emperador en asuntos políticos.
Miembros del consejo ejecutivo del comité de la Cámara Alta sobre Normas y Administración consideraron que la conducta de Yamamoto es impropia de un legislador y que discutirán su castigo la próxima semana.
El viernes, dicho consejo cuestionó a Yamamoto y él declaró que simplemente quería que el emperador tuviera conocimiento de las amenazas a la salud que los niños de la prefectura de Fukushima tienen que enfrentar desde el accidente nuclear en la central Fukushima Uno, en marzo de 2011, así como de las severas condiciones laborales de los trabajadores en la siniestrada central. Añadió que él nunca pensó que el asunto tomaría tintes de una disputa.
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