Posiblemente cuando alguien piensa en el cine mudo asume que la música, como elemento sonoro, no formará parte de ella.
Esta afirmación, que en teoría es cierta no corresponde a la realidad. Si bien film y música no estaban juntas en la película, pronto en los cines se empezaron a colocar pianos que tocar música en directo que acompañase a las obras cinematográficas.
Si bien esta música era un elemento ajeno a la obra, ya que ni directores, productores, etc. decidían sobre ella, pronto se convirtió en una costumbre, desarrollándose códigos musicales que acompañaban a las intenciones que la película quería transmitir.
Para momentos de tensión se utilizaba una música de tensión, para momentos alegres una música alegre, etc. Esto hacía que cada visionado fuese único y diferente (añadamos que el giro de manivela no era siempre el mismo).
Cuando la industria se asentó, la música se convirtió en una parte fundamental de las obras, lo que llevó a ciertos creadores, como es el caso de Chaplin, a componer la música para sus películas, una música que acompañaría a la obra y que poseía notables significaciones.
Si bien música y película permanecían separadas físicamente, ambas empezaron a constituir una única obra.
Por. Iván Rodríguez
No hay comentarios:
Publicar un comentario